Mi futuro perro sin pelo del Perú

Mi querida y muy amada prometida (prontos a casarnos por la iglesia en abril del siguiente año) es oriunda del Perú, y muy buena cocinera gracias a Dios, por esta razón he disfrutado de excelentes platillos peruanos como el ceviche peruano o la causa rellena (se los recomiendo si no los han probado).
Pero este blog no es acerca de comida peruana, sino acerca de un deseo que le dio repentinamente a mi querida mujer de recordar su infancia al querer tener un perro sin pelo del Perú. Se le conoce también con otros nombres: Perro Inca, Perro Chimu, Perro Chimoc, Perro Pila y Perro de Orquídea Peruano.
Primero me llamó la atención que Perú tuviera una raza de perro autóctona. Sería gracioso si Costa Rica tuviera una raza de perro propia. De seguro sería un perro bien echado y dejado como somos los ticos, jeje.
Lastimosamente el perro no es muy agraciado que digamos, al menos en su "capa exterior", porque ya me dijo Blanca (mi novia) que es muy noble el animalito.

También es curioso que se le atribuyan propiedades medicinales al can. Cito directamente de la wikipedia:

Debido a la carencia de pelo, esta raza mantiene su cuerpo más caliente para protegerse del ambiente. Pedro Weiss señala en sus investigaciones que el Perro sin Pelo del Perú genéticamente tiene un síndrome de hipoplasia ectodérmica, lo cual significa que posee piel cálida y sensible que al entrar en contacto con la piel humana la puede calentar, lo cual ha sido base para atribuirle propiedades medicinales, por ejemplo para aliviar el reumatismo.

Hay quienes le han atribuido al perro Peruano la capacidad de evitar alergias, problemas bronquiales y asma, pues no tiene pelo que podría causar problemas respiratorios, tampoco pulgas ni garrapatas, ya que éstas no tienen dónde anidar.

Así que ya me dislumbro en un tiempo paseando a mi perro sin pelo por la calle o colocandolo encima de mi cuerpo para aliviar algún dolor que tenga (vamos a ver si es mejor que el cofal :D). Ahí les contaré mis experiencias cuando tengamos a Kikí (aja, ya le puso nombre mi Blanquita).