miércoles, 23 de diciembre de 2009

Pequeño fallo, gran oportundidad para practicar lo bueno


Hace aproximadamente una semana tuve un pequeño percance con el carro. Nada serio ni terrible que lamentar, simplemente por uno de esos descuidos que todos estamos propensos a tener cuando manejamos, rocé ligeramente el guardabarros de otro carro con el bumper del mio. El carro de esta persona no se daño mucho, de hecho casi ni se notaba cuando me bajé a verlo.

Lo que reflexionaba luego, y no quiero dar la impresión de que me estoy echando flores a mi mismo, es que bien puede haberme hecho el "soviético" y pretender que nada pasó. El carro estaba parqueado de noche y so
lo unos cuantos testigos habían en la escena. En parte no quería parecer sinvergüenza ante los que pudieran haber notado el incidente, así que dejé informado un vecino para que me contactara la persona si llegaba a preguntar lo que pasó.

Como era de esperar la persona me buscó y tuve que asumir la responsabilidad por el péqueño daño. La Biblia dice que "raíz de todos los males es el amor al dinero". Esta conocida cita se me hizo un poco más evidente al comenzar a experimentar esa lucha interna que tenemos todos con nuestra conciencia cuando nos vemos en el entredicho de hacer lo correcto, en este caso tocar mi bolsillo, o hacer lo incorrecto y no asumir nada.

De repente comencé a reflexionar acerca de lo bueno de la experiencia, en contraposición con el auto flajelamiento que nos hacemos cuando cometemos esa "estupidez" que tanto lamentamos. La pregunta clave, ¿cómo puedo desarrollar los principios de vida con los cuales afirmo dirijir mi vida sino paso por momentos incómodos en los cuales hacer lo correcto no es lo que más me gusta?

Efectivamente creo que la única manera de ser integros con lo que decimos es pasar por los momentos que no nos gustan y que debemos usar para poner en práctica nuestros principios y valores. Moraleja de esta "historisirilijilla" (diría Flanders), usemos cada experiencia de nuestras vidas, por más insignificante que nos parezca, para reflexionar sobre nosotros mismos en el sentido de cómo actuamos y si pudimos crecer como persona producto de ella.

1 Comentário:

Alvaro dijo...

Exactamente, la vida es experiencias. Y cuando uno vive una X experiencia, uno no debe ver el "porqué" sino el "para qué", es decir, qué se puede aprender de esto. Uno nunca deja de aprender.

Saludos,

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