martes, 27 de enero de 2009

Perdonar es de HOMBRES y de MUJERES!



¿Puede resultar algo bueno de una mala situación donde uno es ofendido por alguien más?


Muchos responderían que definitavamente no, una ofensa es un error que solo causa daño y mina la relación entre dos personas (o grupo de ellas). Es aquí donde muchos se preguntaran si Dios no se habrá equivocado al habernos diseñado tanto con la capacidad de amar y ayudar a las personas, como el de causar los más terribles daños algunas veces talvez no mal intencionados o consientes, pero al final de cuentas afectando el corazón de alguien a quien estimamos.
La Biblia dice que Dios hizo toda la creación, y la hizo buena (aquí se incluye al hombre). Pero entonces qué significa, cómo se explica que el hombre puede ser capaz de cometer ofensas que nos hacen dudar de lo "bueno" del diseño de Dios. Aquí es donde entra uno de los misterios más grandes del universo, el libre albedrío del ser humano, la capacidad de una persona de elegir hacer el bien o elegir hacer el mal. Talvez algunos hayan escuchado ya esta explicación de por qué Dios no habrá decidido crear un mundo donde fuera imposible que se infiltrara la maldad. Por qué lidear con las consecuencias de las malas decisiones de nuestro corazón muchas veces extremadamente egoísta. Pues si Dios hubiera querido hacer eso nos tendría que haber diseñado sin la capacidad de elegir, para no elegir hacer lo malo; seríamos como marionetas o robots programados para hacer solo lo bueno.
Entonces el paquete de mi libertad de elección viene también con el paquete de soportar las libres elecciones de las otras personas. Pero será que esto también tendrá algun propósito que Dios pensó de ante mano que podríamos aprovechar?
Yo creo que así lo es, y es para desarrollar ciertas grandes cualidades que jamás se podrían desarrollar en un mundo libre de maldad. Cómo podríamos aprender uno de los grandes mandamientos del Señor Jesús: el perdón si no hubiera personas que en su desconsiderado corazón no tomaron en cuenta nuestra existencia y decidieron libremente hacer algo que nos afectó en una u otra medidad. Y no hablamos de perdones como el que se da a alguien que en un descuido riega el café sobre nosotros, hablamos de perdones donde la voluntad y el orgullo de oponen tan fuertemente a querer olvidar la ofensa y restaurar una relación que va dejando cicatrizes en nuestra alma.
Perdonar no es fácil, para nada lo es. Por eso Jesús insistió mucho en la obligación nuestra de perdonar las ofensas de otros, simplemente porque no es una cuestión de sentimientos u emociones. No es de esperar sentir el momento adecuado para perdonar, despertar con la emoción de "perdonador", porque lástimosamente muchas veces ese sentir nunca llega y más bien crece como un cáncer conforme pasan los días, meses y años.
Un día de estos me tocó no solo perdonar sino pedir perdón a un amigo al que no veía hace mucho tiempo por una ofensa que ahora considero insignificante. La verdad es que se siente muy bien a pesar de que dar el paso inicial es una lucha interna para vencer el orgullo. En esta vida vamos a tener decenas (sino cientos) de personas que causaran daños a nuestra integridad en uno u otro modo. Cómo podemos entonces darnos el lujo de guardar ofensas como quien colecciona objetos preciados. Tenemos que definitivamente seguir este principio que para mi es divino, y aunque alguno piense lo contrario no creo que no creyera que el mundo sería un lugar muchísimo mejor si todos nos perdonaramos nuestras ofensas. Pero el perdonar es solo para HOMBRES y MUJERES.....



2 Comentários:

*°·.¸¸.° Heidy °·.¸¸.°* dijo...

El perdonar es una decisión
Y no es un favor que le hacemos al que nos ofendió, es un favor que nos hacemos a nosotros mismos para sanar nuestro corazon

Saludos

Julia Hernández dijo...

El rencor así como las ofensas no es bueno guardarlas, nos amarga, nos hace infelices, es difícil perdonar de corazón, pero vale la pena intentarlo, nos hace más facíl nuestro camino. Saludos

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